Una de esas palabras acuñadas en Bolivia que seguramente perduren por siempre en nuestro diccionario, sin tener en cuenta la pachamamada (todo un clásico ya) es la famosa ocurrencia de Eli de llamar chilipilis a los chipilos o, lo que es lo mismo, al plátano frito, teniendo en cuenta que lo de chilipilis suena más a putillas picantes o algo como eso.
Ahorita no los compramos ya por 10 céntimos la bolsa, pero cuando petamos su casa, se enrolla, nos pone unos chipilos y allá somos más felices que un ocho en 2008 viendo viejas películas. Y bueno...
2 comentarios:
Pues en realidad me mola un montón la palabra, ¿y si lo acuñamos como adjetivo también? eres una chilipili tííía
Es decir, estás fritamente aplatanada... jeje
HAbrá que consultar con la Republicana Academia de la Lengua Underground para ver si consienten esta acepción...
Es por estas cosas por las que os quiero tanto mis niñas! (ya,ya, no estamos en el ebrovision...).
Como adjetivo moooooooola, y como putilla picante....guauuuuuuuu
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