SAN PEDRO 2007, FIESTAS DE TRIOLLO

Hola amigos, aquí Elisa, la reportera mas dicharachera de Barrio Sésamo, Uy perdón, de Las Underground, dispuesta a realizar una crónica acorde a vuestras inquietudes (es decir al alcohol y los cotilleos morbosillos) sobre las fiestas de Triollo que tuvieron lugar del 29 de junio al 1 de julio.

Para aquellos que no lo sepan, Triollo se encuentra al norte de Palencia, está situado a una altitud de 1.299m, y el pasado fin de semana celebraba su festividad de San Pedro, es decir que fue la excusa perfecta para que la cantante de las Underground y el gancho sexual del grupo, o sea sé, la batería, subieran en coche con el hombre tanga para allá. Desgraciadamente ésta que escribe no fue capaz de dar todo lo que podría haber dado de sí, puesto que el jueves la liaron o se lió, nunca se sabe, y acabó llegando a casa a las mil escribiendo mensajes de exaltación de la amistad, y fichando en el trabajo tarde al día siguiente, mientras aún hacía eses, porque se había dormido.

Pero como comprenderéis, la falta de sueño no impidió llegar a nuestros amigos a las 7 al pueblo y directamente comenzar a beber cañas o cubatas, dependiendo de las ganas y la potencia, porque hubo algunos que no dejaron ni que la gente fuera a echar un meo de las ansias de ron… que por cierto, esta vez no era el Almirante.

Bebida, y algo más tarde chorizada y torreznada. ¡Parecía que estábamos en la choricarpa pero al aire libre! Lo que habría disfrutado aquí la bajista de nuestro grupo… una lástima que tuviera de cumplir con la familia e irse a Toledo, pero hay veces que vienen bien las curas de desintoxicación, reoxigenan la sangre y la depuran de Kalimotxo. Bocatas y más cervezas, y más cubatas y… de repente una orquesta de tres miembros con un teclista manco, una saxofonista que según algunos era como un trol, y una rubia por cantante que no hacía más que cambiarse de ropa y que tenía a todos loquitos.

Pasodobles, valses y cumbia, y más cumbia y más cañas, y más ron, que parecía una peli de Piratas del Caribe ¡que no falte el ron! Y un trenecito típico de cada verbena del pueblo. Aún así se echó de menos ese Paquito Chocolatero mítico al grito de hey, hey. O de ¡zumbe, zumbe! dependiendo de quién hiciera la versión; al igual que esa jota castellana de despedida que de todas formas algunos miembros del YMCA se habrían perdido por estar en la cama (durmiendo se entiende) o haciendo cobras a matures –que no amateurs tíííííía- e hijas, sin conseguir resultado alguno, a excepción de un teléfono de contacto dos días después.

Katxis de sopas de ajo para acabar, y algo de amor por parte de la batería de las Underground, porque otras como servidora y la manager del grupo acabaron antes, tras ser expulsadas vilmente de la fiesta, en la cama muertas de frío e intentando dormir a pesar del Guitar Hero.

Fin de un viernes que dio paso a una mañana de sábado soleada que algunos aprovecharon para ir al río y ahogarse en pelusas a ver si espabilaban la borrachera tras conocer al corderito Fructuoso; y otros, los que tuvieron una noche más movida, para dormir.

Palés de macarrones y vuelta a la gran mamada tras un poquito de siesta. Y allí, la locura, y nunca mejor dicho, porque sin lugar a dudas la banda sonora de estas fiestas de San pedro fue: el mundo se ha hecho distinto… larlalarala, loco, loco, loco… con la que Panchín, o Pachín, ya ni se sabe, nos deleitaba una y otra vez. Ranitas al agua con los niños, que con tanta hamburguesa acabaron ringlados mucho antes que la monitora, más copazas tras otra choricarpa al aire libre, y recuerdos de niñez a ritmo de los Diminutos, Dragones y Mazmorras, y Maya –dedicado exclusivamente a la cantante de las Underground-.

De repente una decisión: hay que ir a Cervera de fiesta. Ésta que relata que se raja porque no aguanta ya ni con su alma, y eso que es un alma de lo más crápula, y el resto que espera a que los supercamareros Callejas e Inquietudes terminen su jornada laboral. Coches, ciervos y más animales, que hacen juego con los especimenes que se encontrarían por los bares del pueblo; y entonces, un intento de hacer presente la figura de la cantante del grupo a ritmo de baile de tazas, cucharas y tenedores.

Locos y locos a todo volumen, cinturones que no se encuentran y gritos de: si mueres tú yo también. Pero sobre todo amor, mucho amor… tanto que superaron el récord de una noche de la cantante de las Underground. Hay gente que no logras entender de dónde saca tanta fuerza cuando a otros por mucho menos no logras despertarlos... Y entre esta vorágine de fiesta, la que superaron se encontraba en la cama descansando, preparada para ser engañada al día siguiente para caminar por la montaña. Aunque la mentira valió la pena y pudo disfrutar de un paisaje mágico.

Y se acabó San Pedro, pero no Triollo, porque todos los okupas del pueblo han hecho la promesa de volver para los burros, y seguir la gran mamada… lo podréis seguir también por crónica, seguro, pero hasta ése fin de semana de agosto… ¡sed felices!