09 enero 2007

Marmitas de poción

Hace unos días una amiga y yo estábamos hablando de que en algunos sentidos éramos como Obelix, y todos, de pequeñitos habíamos caído en una marmita de poción, de cuyos efectos jamás nos podríamos librar.
Argumentaba Carmen que sin duda, la bajista de nuestro grupo había caído en una marmita de hormonas.
Sin duda yo caí en la de la gilipollez o tontuna, que al fin y al cabo es peor.
¿y vosotros?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo, ¡qué vergüenza! ¿Hormonas? Eso explicaría que mi vida sea tan inestable. Tan pronto estoy jodidísima, como se me abren los ojos como platos de la alegría.

Anónimo dijo...

Vale, la hipótesis de Carmen puede ser cierta... hoy imaginaba cómo sería montárselo con alguien en el cuarto oscuro de revelado.
La bajista de Underground.

Elisa dijo...

¿ves? ahí está la diferencia, yo sólo habría pensado: jo, qué miedo, imagínate que entra alguien...

chiguita dijo...

Apuesto para mi por la marmita dónde preparaban la comida los osos amorosos, porque no es normal que sea tan mimosa...
Hay que puntualizar la marmita de Elisa. Las malas lenguas dicen que se cayó de cabeza, y que desde entonces arrastra un problema cervical que la limita en sus movimientos...

Anónimo dijo...

Ahi queda eso! Gema

Elisa dijo...

¿por qué creéis que voy a yoga? desde luego no es por la relajación... sino para ejercitar el cuello y poder girarme bien, jeje